miércoles, 5 de febrero de 2014

Estudios Culturales

                                     
De acuerdo al texto Fundamentos y carencias de los estudios culturales, una de las aproximaciones al fenómeno de la cultura respecto a la sociedad moderna, estudiada por Adorno y Horkheimer, es la que argumenta Hannah Arendt. Desde esta aproximación, es posible observar un problema terminológico a partir de la denominada “cultura de masas” que plantearon Adorno y Horkheimer, que va a desembocar en la siguiente afirmación de Arendt: “La cultura de masas no existió como tal” (p. 111).
Arendt señala que la escuela de Frankfurt cometió el error de denominar “cultura” a lo que ella diferencia del entretenimiento. Para Arendt, eso que en Frankfurt se denominó “cultura”, no es más que entretenimiento, cuyo fin es el consumo de ese objeto por parte de la masa, es decir, “el entretenimiento pertenecía a la esfera del consumo social” (p. 111). Se trata de un objeto que pretende llenar espacios de tiempo que no es llenado por otro tipo de objetos y que pertenece al tiempo en que no hay tiempo de ocio, denominado “tiempo vacío”.   
Por ello, debería tratarse de un “entretenimiento de las masas” que se vería influenciado por la cultura. Es decir, dentro de esta aproximación, Arendt hará una distinción entre la “cultura” y el “entretenimiento”. La “cultura” es entendida en un nivel jerárquico mayor, casi ennoblecido, que ofrece cierta identidad a una sociedad. Se trata de una acepción vinculada directamente con el arte. Por ello, pensar en una “cultura/arte de las masas” llevaría a un nivel ideal de conocimiento por parte de una sociedad cualquiera, en el caso de que esa sociedad fuera consciente del tipo de objetos de cultura que consumiría. Esa sociedad hipotética representaría una sociedad intelectual cuyo principio económico sería la creación artística y su valoración. En ese caso, el término “cultura de masas” estaría provisto de aquel arte capaz de llegar a un público masivo, donde el objeto no sería de entretenimiento sino cultural porque estaría representando un reflejo artístico real y no un objeto de consumo con fines meramente económico para un sector particular.
En esa jerarquía, el “entretenimiento” se encuentra por debajo de la “cultura” y será “una degradación de la misma” (p. 112) que tiene un tiempo de vigencia proporcional al tiempo de producción. Así, en el ámbito de las tecnologías se pueden observar tendencias momentáneas a cierto tipo de dispositivos (celular de tal marca, versión, capacidad, etc.) y esas tendencias no son duraderas, ya que se agotan luego de un determinado momento de producción, además de que representan una tendencia fugaz que es remunerada por su “actualidad” e “innovación”. Por ejemplo, en el caso de las series televisivas que han sido extraídas de libros (Game of Thrones, por nombrar alguna), independientemente de su calidad literaria, forma parte del establecimiento de un “gusto” que llega a ser generalizado y representa una idea de entretenimiento ofrecido al público para ser consumido por su carácter “novedoso” y atractivo en un momento concreto, sustentado en que “está basado en un libro” y por eso su calidad es indiscutible. Sin embargo, podrá observarse esa manipulación que hacen los grupos de poder (televisoras, canales de televisión por cable) para hacer que sus intereses (económicos) lleguen a ser también los intereses (de entretenimiento) de un público masivo. Sin embargo, esto no significa que el público considere inacabable ese interés, ya que, debido a la estructura de tal serie o determinados “intereses generales”, el grupo de poder tendrá que renovar y añadir nuevos objetos de entretenimiento para no perder público y, por lo tanto, no perder ese control de la masa.
En cambio, en la cuestión “cultural” existe un proceso diferente, en el cual se considera esa obra artística, además de su calidad, por su trascendencia, es decir, la obra artística de calidad será punto de partida para nuevas creaciones y, por ello, su trascendencia va más allá de su momento de aparición. De ahí su carácter diferencial en cuanto al “entretenimiento” con fines económicos y comerciales.   
Otro de los puntos de esta aproximación que permite esclarecer el término “cultura” es que “no reduce la cultura a estructura social” (p. 107). Arendt coloca a la “cultura” dentro de un plano diferente al que emplearía un sociólogo o antropólogo para referirse a la misma, pues, como hemos dicho arriba, la “cultura”, según la perspectiva de Arendt, refiere al carácter elevado y artístico de la cultura, se trata del arte como el producto de una sociedad, producto que será trascendental y cuyo fin, si bien podría ser de entretenimiento, también responde a criterios de tipo estético.   

Finalmente, los conceptos en torno a los que debemos reflexionar serán “cultura” vs “entretenimiento”, que regresan a lo postulado por la escuela de Frankfurt sobre una “cultura de masas” y permiten la reflexión sobre la cultura moderna y posmoderna y cómo ha cambiado su idea de “cultura” y de qué manera es que la masa sigue o no influyendo en una construcción cultural. 

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