De acuerdo al texto Fundamentos y carencias de los estudios
culturales, una de las aproximaciones al fenómeno de la cultura respecto a
la sociedad moderna, estudiada por Adorno y Horkheimer, es la que argumenta
Hannah Arendt. Desde esta aproximación, es posible observar un problema
terminológico a partir de la denominada “cultura de masas” que plantearon
Adorno y Horkheimer, que va a desembocar en la siguiente afirmación de Arendt: “La
cultura de masas no existió como tal” (p. 111).
Arendt señala que la escuela de Frankfurt
cometió el error de denominar “cultura” a lo que ella diferencia del
entretenimiento. Para Arendt, eso que en Frankfurt se denominó “cultura”, no es
más que entretenimiento, cuyo fin es el consumo de ese objeto por parte de la
masa, es decir, “el entretenimiento pertenecía a la esfera del consumo social”
(p. 111). Se trata de un objeto que pretende llenar espacios de tiempo que no
es llenado por otro tipo de objetos y que pertenece al tiempo en que no hay tiempo
de ocio, denominado “tiempo vacío”.
Por ello, debería tratarse de un “entretenimiento
de las masas” que se vería influenciado por la cultura. Es decir, dentro de esta aproximación, Arendt hará una
distinción entre la “cultura” y el “entretenimiento”. La “cultura” es entendida
en un nivel jerárquico mayor, casi ennoblecido, que ofrece cierta identidad a
una sociedad. Se trata de una acepción vinculada directamente con el arte. Por
ello, pensar en una “cultura/arte de las masas” llevaría a un nivel ideal de
conocimiento por parte de una sociedad cualquiera, en el caso de que esa
sociedad fuera consciente del tipo de objetos de cultura que consumiría. Esa
sociedad hipotética representaría una sociedad
intelectual cuyo principio económico sería la creación artística y su
valoración. En ese caso, el término “cultura de masas” estaría provisto de
aquel arte capaz de llegar a un público masivo, donde el objeto no sería de
entretenimiento sino cultural porque estaría representando un reflejo artístico
real y no un objeto de consumo con fines meramente económico para un sector
particular.
En esa jerarquía, el “entretenimiento”
se encuentra por debajo de la “cultura” y será “una degradación de la misma” (p.
112) que tiene un tiempo de vigencia proporcional al tiempo de producción. Así,
en el ámbito de las tecnologías se pueden observar tendencias momentáneas a
cierto tipo de dispositivos (celular de tal marca, versión, capacidad, etc.) y
esas tendencias no son duraderas, ya que se agotan luego de un determinado
momento de producción, además de que representan una tendencia fugaz que es
remunerada por su “actualidad” e “innovación”. Por ejemplo, en el caso de las
series televisivas que han sido extraídas de libros (Game of Thrones, por
nombrar alguna), independientemente de su calidad literaria, forma parte del
establecimiento de un “gusto” que llega a ser generalizado y representa una
idea de entretenimiento ofrecido al público para ser consumido por su carácter “novedoso”
y atractivo en un momento concreto, sustentado en que “está basado en un libro”
y por eso su calidad es indiscutible. Sin embargo, podrá observarse esa
manipulación que hacen los grupos de poder (televisoras, canales de televisión
por cable) para hacer que sus intereses (económicos) lleguen a ser también los
intereses (de entretenimiento) de un público masivo. Sin embargo, esto no
significa que el público considere inacabable ese interés, ya que, debido a la
estructura de tal serie o determinados “intereses generales”, el grupo de poder
tendrá que renovar y añadir nuevos objetos de entretenimiento para no perder
público y, por lo tanto, no perder ese control de la masa.
En cambio, en la cuestión “cultural”
existe un proceso diferente, en el cual se considera esa obra artística, además
de su calidad, por su trascendencia, es decir, la obra artística de calidad
será punto de partida para nuevas creaciones y, por ello, su trascendencia va
más allá de su momento de aparición. De ahí su carácter diferencial en cuanto
al “entretenimiento” con fines económicos y comerciales.
Otro de los puntos de esta
aproximación que permite esclarecer el término “cultura” es que “no reduce la
cultura a estructura social” (p. 107). Arendt coloca a la “cultura” dentro de
un plano diferente al que emplearía un sociólogo o antropólogo para referirse a
la misma, pues, como hemos dicho arriba, la “cultura”, según la perspectiva de
Arendt, refiere al carácter elevado y artístico de la cultura, se trata del
arte como el producto de una sociedad, producto que será trascendental y cuyo
fin, si bien podría ser de entretenimiento, también responde a criterios de
tipo estético.
Finalmente, los conceptos en
torno a los que debemos reflexionar serán “cultura” vs “entretenimiento”, que
regresan a lo postulado por la escuela de Frankfurt sobre una “cultura de masas”
y permiten la reflexión sobre la cultura moderna y posmoderna y cómo ha
cambiado su idea de “cultura” y de qué manera es que la masa sigue o no
influyendo en una construcción cultural.
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